EL
MUNDO
10 enero
2017
Beber un aperitivo para abrir el apetito es una práctica humana
desde hace siglos y los estudios modernos confirman que el alcohol favorece el
hambre. Ahora un grupo de científicos ha descubierto, en ratones, el motivo: el
alcohol activa las mismas neuronas que normalmente estimulan el hambre.
Un
artículo que publica hoy Nature Communications
establece ese vínculo en un estudio realizado en ratones que puede ayudar a
entender por qué el consumo de alcohol lleva a la sobreingesta
de alimentos.
Beber
alcohol se asocia al consumo excesivo de comida, pero las causas subyacentes no
están claras pues esa sustancia tiene muchas calorías y la ingesta de calorías
normalmente suprime las señales de apetito del cerebro, según un estudio del
Instituto Francis Crick, de la University
College y del King's College, todos ellos de Londres.
El
grupo de expertos, dirigido por Denis Burdakov,
identificó los mecanismos neuronales que generan este comportamiento en ratones
y demostraron que los componentes fundamentales de los circuitos de la
alimentación en el cerebro, ubicados en el hipotálamo, también son activados
por el alcohol.
Además,
descubrieron que la actividad de las neuronas Agrp
del hipotálamo es esencial en la sobreingesta de
alimentos inducida por el etanol, uno de los componentes del alcohol, en
ausencia de factores sociales que puedan inducir a comer en exceso.
Para el
estudio, los científicos suministraron a los ratones 180 mililitros de alcohol
durante tres días, lo que condujo a un "significativo" incremento de
la ingesta de comida en comparación con los roedores del grupo de control a los
que se les administró alcohol.
Los
autores descubrieron que las neuronas Agrp que estimulan
el hambre, las cuales forman parte del circuito de alimentación en el cerebro
de los ratones, también se veían activadas por el alcohol y si se eliminaba la
actividad de esas neuronas también se eliminaba la sobreingesta
de alimentos provocada por esa sustancia.